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LA CARAVANA


                                                              LA CARAVANA

Aquella misma semana les había llegado la caravana, estaban impresionados por las dimensiones que ésta tenía, nada que ver con la furgoneta con la que habían recorrido largos caminos en los últimos cuatro años.

-         ¡Sergio, has visto que pedazo de sofá!, aquí cabemos todos. Y mira, esto se abre.
(Dijo Génesis, ilusionada, mientras abría un portón situado en la parte superior de la caravana. Sergio reía mientras estiraba la funda que le había colocado al asiento del conductor).
-    ¡Y qué bien que nos lo vamos a pasar!, ¿Verdad, Génesis?

Génesis estaba ya organizando la pequeña aventura cuando recibió la noticia de que su hermana iría a visitarlos justo ese mismo fin de semana. Una vez hablado entre ellos, decidieron que les acompañara junto a los demás, ya que solo era dos años menor que el resto del grupo y pensó que podría llevarse bien con todos.
La caravana se componía de cuatro compartimentos con camas dobles, es decir, que era para ocho personas. A parte del baño y una cocina muy bien organizada, había una mesa grande y un sofá en el que podían acomodarse bastante bien.
Sergio y Génesis hacía mucho tiempo que deseaban tener algo mejor que la furgoneta donde habían viajado los últimos cuatro años. A ellos les encantaba disfrutar así de su tiempo libre, y el tema del espacio les limitaba a la hora de poder compartir aquellos viajes con sus amigos, por lo que ahora estaban deseando emprender aquel viaje lleno de emoción y sobre todo aventuras, pero no de las que ellos se imaginaban….

-         ¡Chicos!, ¿estáis todos listos?, ¡Pues… en marcha!. (Dijo Sergio ilusionado).

Salieron sobre las cuatro de la tarde, un sol ardiente les acompañó durante el trayecto, a pesar del pesado calor que les envolvía, lo estaban pasando bastante bien. Sergio, el novio de Génesis se pasaba el rato contándole a Natalia, su cuñada, las aventuras que habían estado viviendo los últimos años con su vieja furgoneta. Los demás se encontraban sentados mirándole expectantes, todos escuchaban a Sergio, ya que este tenía una forma muy agradable de contar las cosas, escuchándole se dejaban llevar entre sus palabras sumergiéndose en ese falso recuerdo de sus historias y les hacía protagonistas de ellas sin haberlas vivido.
Pablo era el mejor amigo de los dos, había pasado junto a ellos los mejores momentos de su vida y era como uno más en aquel mundo de capítulos vivos. Era una persona extrovertida y bondadosa y se pasaba el rato asintiendo con la cabeza cada vez que su compañero habría la boca para dejar aflorar alguna de sus vivencias pasadas; Y allí se encontraban, como en una escena de la familia Breidi.

Al atardecer, decidieron parar en una gasolinera de la carretera. Habían decidido no hacer más de una parada hasta llegar al lago, por le que aquella sería la única oportunidad de “estirar bien las piernas” y “evacuar” todo lo necesario.
Maria, la novia de Pablo se había sentido algo mareada las dos últimas horas, por lo que se estiró en un montículo de tierra rodeado de césped, y con la camiseta tapándose la cara, se sumergió en un breve sueño. Pablo, que no le quitaba ojo de encima desde su accidente, se acercó en silencio y con sigilosamente se recostó junto a ella, pasó su brazo alrededor de la cabeza e intentó acompañarla en aquel ligero trance.

Transcurridos unos cuarenta minutos de su parada, continuaron su marcha, no sin antes equiparse de todo tipo de aperitivos que comenzaron a engullir nada mas subir a la caravana.

Oscurecía… Las primeras indicaciones hacia el lago se habían visto hacía ya unos kilómetros atrás. Vieron unas luces a lo lejos, cuando su distancia hacia ellas fue acortándose pudieron ir apreciando que se trataba de un accidente, luces de policía y de ambulancias rodeaban el lugar, justo al pasar a la altura de todo aquel infierno pudieron ver lo que parecía un cuerpo destrozado  en la carretera, un coche de color blanco se encontraba apartado en el arcén y junto a él un hombre de unos cuarenta años, llorando desconsoladamente, se echaba las manos a la cabeza.

-         ¡Dios mío! (Dijo Maria horrorizada)
Los demás no contestaron a Maria, se quedaron expectantes testigos del dolor ajeno de aquella situación.

Todo aquel horror les había puesto de muy mal cuerpo, Génesis no dejaba de pensar en aquel cuerpo sin vida, su hermana Natalia estaba con los ojos fijos en el cristal de la ventana, con la mirada perdida en la oscuridad, cuando de pronto vio a una chica andando por el arcén. Su rostro se iluminó por los faros de la caravana y ésta comenzó a hacerles señas para que pararan. Después del accidente que habían presenciado, no dudaron y pararon, no querían ser culpables de que otra persona muriera por andar por aquella carretera.

Al bajar a socorrerla , las luces de la policía aún deslumbraban a lo lejos y un olor a quemado inundaba el lugar… Extrañados le preguntaron a la chica cual era el motivo de su presencia allí, si tenía algo que ver con el accidente, pero les explicó que ella no sabía nada de ningún accidente, que ella se encontraba con un grupo de amigos acampados en el lago, y que debido a que uno de ellos se había propasado un poco con ella, ésta enfadada se había marchado. Una vez en la caravana Diego, que se había pasado todo el trayecto sin abrir la boca, salvo para quejarse sobre el calor que habían estado sufriendo durante aquellos largos kilómetros, se levantó y sin disimular la atracción que había sentido al verla, se acercó y le cedió el sitio, sentándose junto a ella para avasallarla sobre todo tipo de preguntas. Sergio, que ya se había percatado de la incomodidad de la pobre chica, le interrumpió, procediendo a realizar las presentaciones de todo el grupo.

- Yo soy Isabel, encantada de conoceros. Gracias por dejarme subir. Creí que iba a tener que pasar toda la noche caminando sola por aquella oscura carretera (comentó la nueva pasajera).

Isabel, comentó a los chicos que ya que pensaban acampar en el lago, podrían acercarse hasta donde se encontraban sus amigos, y así acomodarse más fácilmente, ya que ellos allí disponían de todo lo necesario para pasar unos días, al menos podrían pasar la noche y buscar otro lugar por la  mañana. Sin mucho discutirlo entre ellos, pusieron rumbo hacia el lago por el camino que Isabel les indicó, sin saber lo que al final de él les esperaba…

El fin de semana  que viene podréis continuar leyendo lo que les pasó a Génesis y sus amigos…




Una vez adentrados en aquella oscura senda, una sensación de intranquilidad fue apoderando a los chicos. Aquel olor a quemado del que se habían percatado junto al accidente no se iba del ambiente, parecía que aquel hedor hubiera empañado el bosque entero y se les colaba por el radiador de la caravana.
 Natalia, no apartaba la mirada de Isabel, la inspeccionaba de arriba abajo como si pudiera ver en su interior, Génesis que ya se había percatado de la ocupación de su hermana le preguntó a ésta que si ocurría algo, porque no era normal su actitud. Natalia expresó su desconfianza sobre Isabel, la cual no se había dado cuenta de nada, pero Génesis no le dio mucha importancia al tema, e intentó distraer la atención de ésta preguntándole acerca de sus amigos y de cómo se lo estaban pasando en el lago.


-Bien, el día lo hemos pasado bañándonos en el lago, al anochecer hicimos una hoguera junto a las tiendas y sentados alrededor nos hemos puesto a beber sin parar, Héctor, el chico por el cual me marché, no paraba de insistir en que le besara y Mario, otro amigo, se puso a discutir con él, así que me marché de allí. Supongo que no se habrán ni molestado en buscarme, pero si se piensan que se van a librar de mí lo llevan claro. El resto de chicos y chicas son de mi barrio, son buena gente, ya veréis como os caen genial. 

Después de la charla que había soltado Isabel, los chicos se miraron unos a otros, dudando si habían hecho bien en regresar con ella al lago, quizá sus amigos no se alegrarían mucho al verla ya que había dado a entender que no tenían demasiada complicidad, Génesis miraba fijamente a su hermana, la cual asentía con la cabeza devolviéndole esa fugaz observación.

Minutos más tarde, el camino por el cual se adentraban al bosque dirección al lago, se hacía cada vez más tenebroso. Los viejos guardianes de aquella naturaleza parecían querer abrazar la caravana con sus largos y retorcidos brazos. La oscuridad absoluta envolvía el lugar, el silencio reinaba entre ellos, e Isabel, callada, no parecía percatarse del temor de sus acompañantes. Pero en el mismo instante que Natalia iba a decir lo que todos pensaban, llegaron al final del sendero y ahora unas luces y música ambientaba el lugar. Tiendas de campaña tendidas junto a una hoguera, chicos bailando alrededor de ella y las luces que resplandecían encima del agua de aquel inmenso lago que yacía tras ellos.

-¡Bueno, ya hemos llegado! (Dijo Isabel entusiasmada).

Todos suspiraron, se miraron y rieron de pensar en lo bobos que habían sido, pero Natalia no estaba convencida, seguía sin estar segura cerca de aquella extraña chica.
Al bajar de la caravana aquel intenso olor a quemado seguía con ellos, parecía que lo llevaran impregnado en sus ropas.

Una vez hechas las presentaciones de los dos grupos, decidieron pasar la noche con ellos, se acomodaron todos junto a la hoguera y fueron invitados a todo tipo de alcohol, rieron, bebieron y jugaron a varios juegos.

Óscar, un chico del grupo de Isabel, se sentó junto a Natalia, y comenzó a intimar con ella, la cual se alegró de su presencia  y sin darle tregua le preguntó sobre Isabel.

-         Bueno, en realidad yo soy el que menos la conoce, es una compañera de clase de mi primo, pero no se lleva realmente bien con nadie de nosotros. Más bien es la “rarita” del grupo, bueno que digo del grupo, del barrio entero. Pero la furgoneta con la que hemos traído todas las cosas es suya, por eso ha venido con nosotros. (Explicó Oscar).
-         No lo entiendo, entonces, si la furgoneta es suya, ¿por qué se marchó caminando? (Contestó Natalia pensativa).
-         Pues….ahora que lo dices, no lo sé, realmente no recuerdo muy bien ese momento, no debía de estar presente. Supongo que no pensaba marcharse, simplemente llamar la atención ya que pasamos de ella totalmente.

Génesis que se encontraba acurrucada junto a Sergio, observaba a todos en silencio, finalmente el largo trayecto que habían hecho estaba valiendo la pena. Los chicos que habían conocido eran muy enrollados y estaba pensando en comentarle a los demás que les parecía acampar todo el fin de semana junto a ellos, ya que de momento parecía que todos se llevaban bastante bien. Y realmente así era. Pasaron toda la noche riendo y explicando uno y otro las aventuras de cada grupo.

Natalia estaba realmente encantada con Óscar, los demás ya se habían percatado de la situación y a ellos parecía no importarles para nada,

-         Esta noche no creo, pero la siguiente seguro que dormirán tan juntos como están ahora…(Comentó Pablo al resto entre risas….)

Por la mañana, aquel lugar era precioso, algunos de los chicos continuaban dormidos cuando Génesis, Sergio, Diego y Maria se fueron a bañar al lago. Natalia y los demás no tardaron en despertar por los gritos que daban sus compañeros.

Como la caravana la habían instalado un poco apartada de la hilera de tiendas, Natalia impaciente por ver al chico tan encantador que había conocido la noche anterior y al no poder ver la tiendas desde donde se encontraban, decidió preparar el desayuno para ir a despertarlo. Entusiasmada se dirigió con un café humeante hacia las tiendas de sus nuevos amigos.
Cuando se encontraba delante de ellas, un escalofrío le recorrió el cuerpo, estremeciéndola, su pensamiento quedó paralizado al ver algo extraño, se acercó sigilosamente, y sin pensar en lo que sus ojos estaban a punto de presenciar, abrió la cremallera de la primera tienda y un grito de horror le rasgó la garganta.

Génesis y los demás escucharon el grito de Natalia y corrieron hasta donde ella se encontraba. Sergio abrazó a Génesis, Maria comenzó a vomitar y Natalia, paralizada doblo sus piernas arrodillándose frente al cuerpo calcinado de su querido amigo Oscar.

Diego, sin pensarlo ni un minuto, comenzó a abrir el resto de tiendas, encontrándose la misma situación. Los chicos estaban muertos, Habían sido calcinados vivos. Sus extremidades agarrotadas se abrazaban en aquel infierno.

Entre gritos y lloros, fueron comprobando si faltaba alguno de los chicos, y efectivamente faltaba alguien…. Isabel no estaba entre ellos…





Natalia, histérica comenzó a gritarle a su hermana.

-¡¡Lo ves, te dije que esa tía no era de fiar, los a matado a todos!!
-Pero, ¿que estás diciendo, Natalia? No sabes si a sido ella….Además su furgoneta sigue ahí.
-¿¿Y entonces donde está??

Sergio, quería calmar un poco la situación, así qué propuso buscar a Isabel por los alrededores. Los chicos despertaron a Pablo, que no se había percatado de nada y una vez todos juntos, antes de buscar a Isabel, quisieron llamar a la policía, pero no tenían cobertura…..

-         Mejor que os quedéis aquí y nosotros iremos a buscar ayuda. (Propuso Sergio)
-         No, no, no, nosotras aquí no nos quedamos, cojamos la caravana y vayamos todos juntos.
-         Sí, tienes razón Génesis. (Contestó él)

Pablo, que no alcanzaba todavía a comprender qué era lo que había sucedido realmente, ya qué sus amigos estaban tan nerviosos que no sabían como decirle que todas aquellas personas con las que habían pasado la noche estaban muertas. Éste se dirigió hacia las tiendas, y con un nudo en la garganta se arrodilló junto al primer cadáver, los ojos sin vida de Oscar miraban hacia arriba, la mueca de dolor podía apreciarse a simple vista, el olor que aquellos cuerpos calcinados desprendían era el mismo que había estado oliendo desde el accidente, una ligera peste a gasolina sumergía sobre el olor de la piel quemada. Pablo, que no tenía ni un pelo de tonto, decidió buscar el origen de aquella pestilencia y siguiendo aquel rastro encontró el origen del incendio. Dos garrafas de gasolina se encontraban volcadas detrás de la furgoneta de Isabel. Éste, sin más preámbulos, se acercó hasta el maletero y lo abrió, lo que encontraron allí les aclaró bastante lo que había sucedido.
Isabel llevaba en su furgoneta 1 garrafa de gasolina, por lo que rápidamente entendieron que aquella extraña chica había ido con la intención de asesinar a sus amigos, suponían debido a las burlas y desprecios que sufría.

Sin dudarlo más, envueltos en el pánico, partieron entre lágrimas hacia la carretera, Sergio conducía a toda prisa, Génesis se agarraba a la puerta con fuerza, no podía entender como se les había convertido el viaje en una pesadilla, se preguntaba si realmente aquella chica que los había llevado allí había sido la autora de los terribles asesinatos y la suerte que tenían de no haber acabado ellos igual.
Mientras los kilómetros avanzaban, el camino se hacía mas largo, parecía no acabar nunca y los chicos cada vez estaban más nerviosos y alterados; Al girar en una de la curvas, todos se sobresaltaron al ver a Isabel junto al camino, Sergio frenó la caravana de golpe y dio marcha atrás hasta la altura de la chica, mientras que las chicas chillaban para que no parase, por miedo a que les hiciese algo. Cuando paró, ya no estaba, en su lugar una señal se encontraba delante de ellos y sin pesarlo, Pablo, salió por la parte trasera acompañado de Diego, María intentó sujetarlo para evitar que se alejase de ella siendo inútil su esfuerzo. Los chicos comenzaron a buscar a Isabel por allí pero no había rastro de ella. Atónitos, continuaron su marcha hacia la gasolinera más cercana para poder pedir ayuda. Génesis no paraba de intentar llamar por su móvil sin cobertura alguna.




Y no acababa nunca….El sendero que les había conducido hasta aquel horrible infierno no tenía fin, Sergio que ya no sabía que decir para tranquilizar a sus amigos, puso la radio, “pensó”, que quizá oír las voces de la sociedad les hacía sentirse más cerca de la civilización y más alejados de aquella horrible pesadilla.

La primera emisora que pudo encontrar con claridad entre aquellos frondosos árboles que les rodeaban anunciaba el accidente que habían presenciado la noche anterior, inundados por aquellas palabras que salían del altavoz se quedaron escuchándolas con atención:

- “Terrible accidente en la carretera nacional 320 de Toledo, en el kilómetro 47, en el que se vieron implicados dos vehículos. El primero, un SEAT Ibiza atropelló mortalmente a una chica que se disponía a cruzar la autovía, la cual venía de una acampada en el Lago Sebedra, situado a pocos kilómetros del fatídico accidente. El segundo siniestrado ha sido una caravana que justo al pasar junto a los servicios de seguridad que estaban en el lugar de los hechos y debido a una distracción del conductor por dicho accidente, se salieron de la carretera estrellándose metros más adelante y muriendo todos en el acto”.




Sobresaltada, Génesis paró el despertador y suspiró…. Por fin la pesadilla había terminado, se giró y rodeó su brazo para abrazar a Sergio.

-         Buenos días cariño, ¿estás preparada?¡¡Venga en pie, que los chicos llegaran de un momento a otro para irnos al lago y estrenar la nueva caravana…




Fin…


                                                                                                                      Caroline





4 comentarios:

  1. Zaira:- No se si he exo bien en empezar a leer a las puertas de los examenes, xk como m'enganche... Però tenia curiosidad y por el momento parece k la cosa promete jejeje
    ;)

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    1. je,je...Gracias Zaira!!, ya hemos publicado la segunda parte...esperamos que te guste!!

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  2. Zaira: Si Carol estoy muy enfadada xo no por no avisar de la expedición al Hospital, eso lo entiendo. Xo k me tengas aki leiendo en temporada d examenees ja te valee!! Xk si, he seguido toda la historia y me a gustado + k la anterior pesadilla :)

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  3. JEJEJEJE!!!! Gracias cuñada!!!!!!! me encanta que te gusten mis historias!!! BS!!!

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